Según cifras de la OMS en el mundo existen más de 42 millones de niños que padecen obesidad infantil y según algunos estudios, se debe a la incorrecta elaboración de la lonchera escolar.
Una alimentación sana es sinónimo de buena salud. Enseñar a un niño a comer de manera adecuada, variada y balanceada garantiza un óptimo crecimiento tanto físico como mental y evita, a su vez, ser a futuro un adulto no saludable.
Gabriela González, licenciada en Nutrición y Dietética de la Universidad Central de Venezuela, considera que una buena oportunidad para promover hábitos adecuados de alimentación en los niños es a través de una lonchera escolar balanceada. Esto, según González, los ayuda a conocer y aprender cómo alcanzar una alimentación saludable.
La especialista explica que desde el punto de vista nutricional, la lonchera representa entre el 10 y el 15% del requerimiento energético total de un niño. Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, (OMS), en el mundo existen más de 42 millones de niños que padecen obesidad infantil y según algunos estudios, se debe a la incorrecta elaboración de la lonchera escolar.
Si la lonchera no cumple con un adecuado aporte de calorías y nutrientes, en lugar de preservar la salud, puede desmejorarla, trayendo como consecuencia obesidad en los menores. Una buena lonchera debe contener carbohidratos, proteínas, grasas saludables, vegetales, frutas y lácteos. Añade.
Para Gabriela González, el rol del maestro es fundamental en este proceso de aprendizaje. Por ello, la educación nutricional como herramienta educativa es un recurso que debe tener el docente para contribuir al desarrollo de una exitosa alimentación.
El docente debe ser parte activa y determinante en la formación de hábitos, sirviendo de guía tanto a los niños como a sus padres, que por una u otra razón no cumplen con una buena ejecución en enseñar a alimentarse a sus hijos. Expone.
La nutricionista precisa que es indispensable que la lonchera sea nutritiva, sencilla y segura, es decir, con los nutrientes necesarios, con recetas fáciles y que al momento de su elaboración y transporte se cumpla con la higiene de los alimentos. Además debe ser adecuada, que el tamaño de la porción sea proporcional a las necesidades del niño; variada, que esté formada por diferentes colores, formas y texturas para que el niño no se aburra. Y por último, recomienda no incluir golosinas, chucherías, gaseosas o embutidos, entre otros, y siempre debe tener agua.